Las Guías de Práctica Clínica Basadas en la Evidencia (GPC) son instrumentos de soporte a las decisiones médicas, que han sido desarrolladas sistemáticamente con el objetivo de optimizar la atención sanitaria bajo circunstancias clínicas específicas (1). Las GPC son un conjunto de recomendaciones desarrolladas de forma sistemática para ayudar a profesionales y a pacientes a tomar decisiones sobre la atención sanitaria más apropiada y a seleccionar las opciones diagnósticas y terapéuticas más adecuadas al momento de abordar un problema de salud o una condición clínica especifica (2). Las GPC responden a la necesidad de información concisa, confiable, veraz y actualizada; su implementación orienta los procesos de la atención clínica hacia una mayor consistencia y eficiencia (3) y su desarrollo pretende resolver la incertidumbre y desconocimiento de los médicos acerca de la diversidad de los manejos clínicos.
El desarrollo de las Guías de Práctica Clínica (GPC) es el primer paso en un proceso que tiene como objetivo, el de transmitir a los médicos y profesionales de la salud, recomendaciones basadas en la evidencia para el manejo de un grupo especifico de enfermedades o condiciones de salud. Sin embargo, a pesar que las GPC son la síntesis de la mejor evidencia científica disponible para respaldar la toma de decisiones en la practica con los pacientes, se ha demostrado en diversos estudios que la implementación y adherencia a las recomendaciones es bajo y que las GPC son un recurso sub-utilizado.